3.1. Debate

La lectura de los dos artículos: "Una escuela para Juan" y "Modelos educativos para una vida de calidad" me hace reflexionar viendo la fecha en la que han sido escritos. Del primero han pasado más de veinte años y este hecho me ha producido dos emociones contrarias, por un lado me ha producido miedo, sí, miedo, miedo de la fecha de hoy y que tan poco haya cambiado La Escuela ante las necesidades educativas especiales con respecto al mundo real. Tamarit nos sitúa en un momento de cambio y no le faltaba razón, la llegada de la LOGSE en el ámbito educativo produjo grandes desajustes a mi modo de ver, positivos y en especial, al entorno de la educación especial le abrió un hueco real en las escuelas españolas. Era el momento de pensar en que había que atender a todo el alumnado y eso les llevó hacia la integración, sin embargo, ¿cuánto ha evolucionado la sociedad española desde el momento de escritura de dicho artículo? Sin que apenas nadie se atreva a negarlo, la sociedad española ha dado un giro revolucionario, poniendo la atención en nuestros niños de hoy en día podemos ver que poco tienen que ver con los de aquella época, es decir, se asemejan poquito ya porque la manera de vivir ha cambiado exponencialmente y la cuestión es ¿Por qué la escuela no? ¿Por qué una ley que parecía tan innovadora, practicamente no ha sido superada en materia de innovación por ninguna de las que la han seguido? 
Cualquiera me puede decir que ahora ya hablamos de inclusión educativa, no de integración pero la realidad es que aún estamos con el parche puesto y no podemos quitarlo del todo porque no se ha hecho completamente real.
Los docentes deberíamos introducirnos en nuestra mente este párrafo de Tamarit y cambiar a Juan por Luis, Elena o quién sea en cada momento: "Juan necesita que actuemos, que le apoyemos real y eficientemente en esa áreas, que le prestemos de guía y ayuda para su desarrollo como persona dentro de un contexto social, cultural e histórico determinado. Juan nos pediría, nos exigiría, que no abandonemos nuestra permanente reflexión, productora de cambios y mejora continua; pero que, mientras tanto, le ayudemos; y que lo hagamos a conciencia, con el compromiso adquirido como docentes de guiar hacia una vida plena".  La Escuela es un producto para la sociedad del momento y por tanto, a nuestros niños, les tiene que servir pasar por ella y además, a todos, también a los niños que actualmente etiquetamos con  ACNEEs y ANEAEs. 
Sin embargo con la inclusión educativa, el alumnado con mayores dificultades para la autonomía plena en la vida, puede ver mermada el énfasis de los maestros por desarrollar en él o en ella, competencias para ser menos dependientes y poder desenvolverse en la sociedad con mayor autonomía. En esto, el profesorado "pecamos" de "normalidad curricular" y no debemos perder el objetivo fundamental de la educación.
Por otro lado, la lectura de ambos artículos y situarlos en un eje cronológico me ha producido calma, porque se puede observar actualmente que la inclusión se está haciendo realidad y no nos hemos quedado estancados, hay avance y aunque sea lento, lo hay. Cada vez más las unidades de orientación nos sentimos menos solos en la perspectiva educativa del alumnado con dificultades y esto significa que vamos por el buen camino y cualquier persona que ha trabajado por un entorno educativo, no solo, en un contexto formal, es plenamente consciente del impacto que puede provocar en esos niños y niñas y que se ha convertido en un modelo para ellos y ellas o al menos para uno de todos ellos.
Desde mi perspectiva como maestra de AL de un colegio de educación primaria, estos artículos arrojan luz a mi día a día y me aportan esperanzas del proceso de cambio en el que nos vemos inmersos porque sin cambios no hay mariposas y sin cambios en la atención de nuestro alumnado no hay camino.

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